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Bohoyo (1.160 m) ----------Venteadero (1.160 m)

Duracion estimada: 6 horas


     E l recorrido transcurre por la Garganta de Bohoyo. Una manera sencilla de llegar a Bohoyo es desde Barco de Ávila, a donde se llega por la N-1 10 si se viene de Ávila dirección Plasencia. A la entrada de Barco, nada más pasar la gasolinera, hay que tomar un desvio a la izquierda (pone Puerto del Pico) para coger la carretera C-500.Por ésta última, a unos siete kilómetros a mano derecha, un cartel indica: Bohoyo dos km. Al poco de entrar en Bohoyo se toma, a la izquierda, un desvío señalizado dirección Navamediana. Poco después se pasa por un puente que salva las claras aguas de la Garganta de Bohoyo.
    Apenas unos cientos de metros más tarde hay que tomar, a mano derecha, una pista de que en breve trecho lleva a la entrada de un vallado de piedra al ladodo del campo de fútbol. Una señal prohibe el paso a vehiculos no autorizados, Aparcamiento.
    Se inicia la marcha por la pista adelante, pasando la portera canadiense y adentrándonos en el robledal. A los quince minutos llegamos a una portera de alambre de púa con postes metálicos. Poco después la pista llega a un claro del robledal, se aproxima a una regadera y al cauce de la garganta, y rápidamente vuelve a alejarse en una escabrosa cuesta. Tras la cuesta retomamos los robles, y a la derecha de la pista aparece un muro de piedra que va durante un rato paralela a ésta. Luego el muro se acaba. Continuamos por la Pista que en breve sube hacia la izquierda describiendo, en un ascenso por pradera, dos cerradas curvas (una a mano izquierda y otra a mano derecha), para dejarnos en el sendero a los cuarenta rninutos de marcha aproximadamente.

     El sendero, en buen estado, pronto nos saca de la espesura del robledal, nos aproxima al cauce de la garganta, y pasa por delante de un refugio donde el arrullo del agua es constante. Proseguimos para llegar a unos prados con muros de piedra, y bordeados por robles en su lado norte. Aqui el sendero se empina, y al final de la cuestecilla se halla semioculta una fuente que nace bajo los pies del camino. Es la fuente de la Secá. Algo más de una hora de marcha.
     Más adelante, tras cruzar por una puerta metálica, encontrarnos en breve otra caseta refugio. Unos metros después de ésta, a la diestra del camino y en un pequeño prado, está la fuente de la Redonda. En la ladera contraria, a la diestra según el sentido de la marcha, destacan dos pequeños y hermosos circos. El primero de ellos, el de La Cocinilla, tiene en su centro un bonito pico conocido como el risco de La Campana. En el otro, un poco más arriba, sobresale como un colmillo, el risco del Bollo.
    Continuando se cruza una regadera, se bordea un diminuto prado vallado (con robles en su interior), y se desemboca en un extenso prado en pendiente, limitado al frente por un crecido y frondoso piornal. En la parte alta del prado hay dos casetas adosadas. Remontamos el prado en diagonal, acercándonos un poco a las casetas, para buscar el sendero limpio y claro que nos cruce el espeso piornal. Un hito nos ayuda a localizarlo. Tras superar el piornal aparecen más praderas, y multitud de regatillos corren por ellas. Si nos fijamos bien uno de estos regatos nos sirve para hallar una copiosa fuente que nace bajo una piedra.
    Posteriormente se llega al refugio del Lanchón (2 h y 50 min de marcha), situado en el borde de la garganta. Es nuevo y respetuoso con el entorno. El pico sobresaliente que se ve a la siniestra es el Berrueco. Proseguimos en nuestro avance cerca del cauce del río hasta que aparecen los primeros peñascos, que nos obligan a ganar altura hacia la izquierda por zona herbosa.
    Poco después cruzamos el grueso del agua de la garganta, que desciende aprisionada, en precioso recodo, por un angosto callejón que tiene una refrescante cascada en su interior Todo ello queda a mano izquierda a las 3 horas y 30 minutos de marcha.
    Luego comenzamos a subir por los vastos lanchares. Grandes piedras lisas y alargadas, lamidas por el agua, en algunas de las cuales es visible la abrasión del hielo del glaciar remoto. Varios hitos nos van guiando por esta bella y espectacular zona pétrea.
    Apenas sobrepasados los lanchares volvemos a cruzar el rio para afrontar un repecho que nos lleva a una zona plana del extenso pastizal, donde está ubicado el refugio del Belesar, de caracteristicas similares al anterior (4 h y 15 min. aproximadamente).
    Desde aqui vemos el final de la larguísima garganta, el collado de la derecha (por donde hemos de salir), y la valla de piedra sin fin que por la cuerda viene desde el pico del Tormal.
    Proseguimos por el prado, y cuando se acaba se cruzan las aguas por última vez. Ahora se va ganando altura por el margen derecho según el sentido de la marcha. Pasamos por la fuente del Umbrión, a partir de la cual la remontada se torna más dura hasta llegar a la fuente de Los Serranos, situada en la última praderita que hay, justo al lado y por debajo del promontorio de piedras de un refugio en ruinas (4 h y 50 min. de marcha).
    El refugio fue construido por el Sindicato de Bohoyo allá por 1918, una de las muchas Sociedades Fomentadoras del Turismo y Alpinismo en Gredos que se formaron a raíz de las visitas reales a partir de 1911, y que desaparecieron con la Guerra Civil.
    Fueron estas visitas reales las que atrajeron hacia Gredos, en aquella época, un sin número de personajes de la nobleza, políticos, escritores, etc. Gran parte de ellos elegían la Garganta de Bohoyo para subir, porque al ser muy tendida se podía acceder fácilmente por ella a lomos de caballerías. En 1911 Unamuno subió por aquí al Venteadero. Fue uno de los primeros personajes conocidos que lo hicieron. Escribiendo después de bajar, en agosto de 1911: "Solo aquí en la montaña, solo aquí con mi España -la de mi ensueño - cara al rocoso gigantesco Ameal".
     Años más tarde lo hicieron, entre otros. Meriéndez Pidal,Claudio Sánchez Albornoz y Valle linclán. El Dr. Enríquez de Salamanca, médico de Alfonso XIII, tuvo en su ánimo construir una carretera hasta la fuente de los Serranos, afortunadamente no se llevó a cabo. La idea quedó frustrada con la llegada de La República.
    Un vistazo atrás y una reconfortante panorámica nos anima a continuar, superando primero las ruinas y luego la vieja valla de piedra, tra la cual aparece otra panoramica no menos bella; el Almanzor y el Venteadero. Vamos ahora faldeando sin nececesidad de ganar altura, dejando a la derecha el pico del Asperón y la garganta Tejea, y a la izquierda aparece rápidamente la Portilla de Bohoyo desde donde se tiene una visión deslumbrante del Circo de Cinco Lagunas. Visión que deja huella profunda y para siempre en lo mas recóndito de la memoria. Inenarrable la contemplación de esta grandiosa obra lacustre de la naturaleza (5 h y 25 min.).
    En la continuación un faldeo en constante ascenso por la espalda de los Riscos del Gutre, nos lleva en un último esfuerzo y ya sin resuello hasta el Venteadero, casi a las seis horas de interminable marcha.
    Maravillosas vistas ya descritas en la subida a La Galana, destacando el Ameal en primer término. Desde aquí las posibilidades son muchas. Por ejemplo acceder a alguna de las cumbres más altas de Gredos (La Galana está a un paso); o tener un vehículo esperándonos en la plataforma de Hoyos del Espino, y completar así una gran travesía.

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